Una nube de IoT es un sistema que permite gestionar dispositivos y aplicaciones de IoT. Esto incluye la infraestructura, los servidores y el almacenamiento subyacentes, necesarios para las operaciones y el procesamiento en tiempo real. Una nube de IoT también incluye los servicios y estándares necesarios para conectar, administrar y proteger diferentes dispositivos y aplicaciones de IoT.
La plataforma IoT es el corazón de un proyecto IoT, donde se ingieren y persisten los datos (masivos o no) que luego se usan para múltiples fines.
En resumen las funcionalidades que deben tener este tipo de plataformas son:
Connectividad: conviene soportar los principales protocolos IoT (MQTT, AMQP, HTTPS...), formatos de codificación (JSON, MessagePack...) y formatos de aplicación (qué campos, qué tipo de datos, qué significan).
Almacenamiento de datos: un motor de base de datos central para datos relacionales y series temporales es necesario.
Gestión de dispositivos: conectar dispositivos/activos a la plataforma IoT y gestionarlos fácilmente: configuración, versiones de firmware, eventos, etc. Enviar datos en tiempo real; y persistirlos, monitorizarlos y analizarlos con herramientas sencillas.
Paneles de control: crear y gestionar paneles de control personalizados con una amplia gama de paneles/gráficos de visualización y opciones personalizadas.
Alertas y eventos: alertas y eventos personalizados, configurables por cada usuario.
Accionar el dispositivo remotamente: la posibilidad de enviar mensajes a los dispositivos físicos remotamente a fin de poder accionarlos.
Integraciones: integrar fácilmente con dispositivos, servicios y aplicaciones de terceros con APIs, flujos de trabajo empresariales, etc.
Observabilidad: la observabilidad es clave en el IoT: registrar métricas como tiempos transcurridos, datos de estado y volúmenes; establecer alertas para notificar a las partes interesadas.
Existen dos modelos:
SaaS. Modelo de suscripción mensual.
Enterprise. Desplegado en la infraestructura cloud del cliente.
El modelo SaaS es un coste operacional (OPEX), y el Enterprise requiere de una inversión inicial (CAPEX) más diferentes servicios de mantenimiento y/o licencias, dependiendo del proveedor.
En el modelo SaaS el cliente tiene la posibilidad de experimentar, usar la solución a un menor coste (variable). En el modelo Enterprise el cliente tiene el control de la solución, aunque el stack tecnológico haya sido desarrollado por un tercero.
Entendemos por aplicación final todas las interfaces de usuario utilizadas por el usuario final en diversas plataformas web, móvil (Android/iOS) o incluso desktop. Estas aplicaciones finales se alimentan de los datos alojados en la plataforma IoT a través de una API. De esta forma la aplicación final solo es responsable de una funcionalidad específica que se crea ad hoc para un usuario y caso de uso concreto.
Una vez que se tienen los datos de los dispositivos en una base de datos centralizada (plataforma IoT) se pueden desarrollar aplicaciones finales que responden a casos de uso concretos. Estos casos de uso, a diferencia de la plataforma IoT, son únicos para cada negocio. Son proyectos ad-hoc con funcionalidades dirigidas al usuario final. Funcionalidades de alto valor añadido que idealmente se puedan monetizar a través de múltiples modelos de negocio que se describen a continuación, en la sección Modelos de Negocio.
Las empresas pueden obtener beneficios de negocio habilitado por tecnologías IoT de varias maneras que, directa o indirectamente, conducen a ahorros de costes y mayores ingresos:
Oferta mejorada optimizada para las necesidades del cliente. La empresa puede recibir datos sobre cómo el cliente utiliza el producto in situ. Esto permite a los desarrolladores de productos responder al comportamiento de los clientes y, a través de actualizaciones de software, proporcionar periódicamente nuevas funciones y mejoras.
Nuevos servicios y flujos de ingresos. Un producto conectado permite nuevos servicios basados en información generada por datos y una mayor comprensión de los problemas del cliente.
Mayor diferenciación y personalización. El modelo IoT es una oferta integrada de hardware, software, instalación, mantenimiento, atención al cliente, etc. Esto brinda a las empresas más parámetros sobre los cuales diferenciarse y obtener una ventaja competitiva. Además, las actualizaciones de software basadas en información generada por datos también permiten personalizar y diferenciar aún más la oferta.
Ahorro de costes y mayores márgenes. Gracias a la conectividad, las empresas pueden realizar un mantenimiento predictivo y optimizar el abastecimiento de repuestos. Estos ahorros de costes pueden resultar en márgenes más altos.
Ingresos recurrentes y más predecibles. Con el modelo IoT la empresa puede “suavizar” sus ingresos y flujo de caja, evitando así los altibajos de un negocio cíclico.
Más facilidad para conseguir nuevos clientes. Cambiar el coste de un gasto de capital inicial a gastos operativos reduce el riesgo para los clientes y, por lo tanto, puede facilitar que la empresa firme nuevos clientes y llegue a nuevos segmentos de clientes.
Nuevos modelos de precios más adaptados al cliente. Un modelo IoT de producto como servicio permite una mayor flexibilidad y una fijación de precios mejor adaptada.
Relación más profunda con el cliente y aumento de la lealtad del cliente. La naturaleza de la relación cambia de una transacción inicial al vender un producto a una relación continua con el cliente que se centra más en el servicio, el soporte y la resolución de problemas del cliente.